Se puede decir que la charcutería vive su mejor momento. Porque sí, la artesanalidad está en auge, los jóvenes charcuteros sorprenden con piezas dignas de vitrina y los quesos argentinos conquistan premios internacionales. En pleno Devoto, nació hace solo unas semanas un nuevo espacio que reúne lo mejor de los fiambres y quesos del país, seleccionados con precisión casi quirúrgica. Se llama Buche y es la casa donde todo eso se encuentra.

Detrás de la propuesta está Julio Figueroa, chef cordobés que ya dejó su huella en el barrio con Ávito, el restaurante que abrió en un antiguo convento. Ahora, con Buche, da un paso más: un local de tres pisos donde no solo se pueden comprar embutidos y quesos de excelencia, sino también probarlos en una carta que los convierte en protagonistas.

La vereda de Buche, sobre la calle Asunción en Villa Devoto. Foto: Martín Bonetto.

Aquí no hay apuro ni atajos: las tablas son generosas, los sándwiches, memorables y los platos, una invitación a descubrir productos nacionales de primera línea. Porque en Buche no se trata solo de comer bien, sino de darle al fiambre y al queso el lugar que se merecen: el centro de la mesa y el aplauso final.

Cómo es Buche y qué se come

Sobre la calle Asunción, a metros del local de Damián Betular, un nuevo espacio gastronómico capta la atención de los vecinos de Devoto: Buche. Ubicado en un edificio con historia, donde antaño funcionó un restaurante de jazz, este emprendimiento renueva la escena con una propuesta que combina salumería, restaurante y una terraza con barra.

Desde la vereda, la vidriera exhibe una selección de fiambres y quesos que adelantan lo que se puede disfrutar puertas adentro. Unas mesitas de estilo bistró invitan a hacer una pausa, mientras que en el interior, el mostrador take away está repleto de embutidos, quesos, conservas y delicatessen seleccionadas de pequeños productores.

La planta baja también cuenta con un pequeño patio trasero, ideal para un tapeo informal. Al subir, el segundo nivel despliega un elegante salón con cocina a la vista, mesas pequeñas y cómodos boxes. Finalmente, la terraza semi-abierta en el tercer piso se luce con una gran barra, livings y mesitas altas, el lugar ideal para disfrutar un vermú al atardecer.

“Quisimos enfocarnos en este concepto de salumería para traer algo especial al barrio. Cerca de Devoto no hay ninguna propuesta del estilo, con una oferta tan completa y cuidada”, cuenta Julio Figueroa, chef y socio de Buche. La selección de productos es el sello distintivo del lugar:

«Tenemos un sector especial de chacinados y charcutería más una cava de quesos madurados que no se consigue en otro lado en los alrededores«, agrega Figueroa.

Los protagonistas son los embutidos, fiambres y quesos de proyectos artesanales como Quesería Ventimiglia de Río Negro, Alquería Santa Olalla y Quesos Escalugiu de Córdoba, La Suerte de Lincoln y Las Dinas Salumería de Tandil, combinados con etiquetas importadas de Italia, Francia y España.

El restaurante ofrece un servicio atento y detallista. La panera es una declaración de intenciones: una selección generosa de panes acompañada de focaccia, manteca especiada y oliva con gotas de aceto.

La carta propone distintos caminos: picadas o tablas, platitos para compartir o la combinación de ambas opciones.

La picada Buche reune una variedad de fiambres y quesos especialmente seleccionados. Foto: Martín Bonetto.

Para una primera visita, Figueroa recomienda comenzar con una degustación de la salumería: «Arrancaria probando algo de nuestra salumería, como el platito de bresaola, zucchinis encurtidos, queso pecorino, berro y vinagreta. Luego, algún queso intervenido, como el morbier con miel de panal».

Después, propone un recorrido por el Mediterráneo, con opciones como cholgas a la marinera con aceite picantón, tatín de tomate relleno de burrata con chutney de tomates y pistachos tostados, o alguno de los pinchos: de gambas a la parrilla con mayonesa de azafrán y jengibre, de lomo con reducción de Oporto o de pollo con adobo andaluz.

Entre los platos destacados está la tabla Buche, con pategrás, meissonier ahumado, queso pepato, fetas de asadito, bresaola, salame con avellanas, olivas marinadas, tomates en oliva y salsa romesco. Para los que prefieren platos más elaborados, hay opciones como camembert brûlée con chutney de cerezas y almendras, salame de Tandil a la puttanesca o gruyerito con higos en almíbar.

Para el cierre dulce, el postre estrella es el flan de coco, untuoso y acompañado de tejas de coco, dulce de leche de cabra y sambayón de uvas pasas.

Los pinchos son parte de la carta de Buche. Foto: Martín Bonetto.

En la barra, la oferta se centra en vermouths y amaros artesanales con recomendaciones de maridaje. Los clásicos italianos también tienen su lugar, con opciones como Negroni Sbagliato, Amaretto Sour y Ve.n.to.

La carta se completa con destilados exclusivos, cervezas y una selección de más de 80 etiquetas de vinos, incluyendo espumosos, blancos, naranjos, rosados y tintos de diversas regiones.

Buche no es solo un restaurante nuevo de Devoto, donde parece que los nuevos locales brotan por doquier, es un homenaje al picoteo serio, ese que no se conforma con unas rodajas de salame y unos cubitos de queso. Acá, los quesos y fiambres no juegan de relleno, son los titulares indiscutidos. En un barrio donde la comida es religión, esta propuesta no viene a improvisar, sino a reafirmar que una buena tabla es un plan en sí mismo.

Buche Salumería, Asunción 4085, Devoto. Instagram: @buche.salumeria

Fuente: clarin.com