Cuando los padres responden a cada demanda con un “sí” incondicional tal vez están privando a los niños de la oportunidad de aprender a manejar la decepción.

Cómo proteger a los adolescentes y niños de las prácticas narcisistas que ganan terreno en la cultura. (Imagen ilustrativa Infobae)

La tendencia a conceder cada deseo y a evitar cualquier forma de frustración o desilusión en los chicos por parte de los padres, con la intención de protegerlos o fomentar su autoconfianza, podría generar consecuencias inesperadas. Este enfoque bienintencionado, sin embargo, puede tener efectos contraproducentes, contribuyendo al desarrollo de rasgos narcisistas en lugar de fomentar una autoestima saludable.

La autoestima, según la define la psicología, es la valoración que una persona tiene de sí misma, basada en el reconocimiento y la aceptación de sus habilidades y limitaciones. Una autoestima saludable es esencial para el desarrollo emocional y psicológico, ya que contribuye a la resiliencia, la capacidad para enfrentar desafíos y la habilidad para establecer relaciones interpersonales equilibradas. Por su parte, el narcisismo se caracteriza por una “inflación” del yo, una preocupación excesiva por la propia imagen y una falta de empatía hacia los demás. A diferencia de la autoestima, que se alimenta de logros reales y el reconocimiento de las propias capacidades y limitaciones, el narcisismo se basa en una valoración exagerada de uno mismo que no necesariamente se corresponde con la realidad.

Vivimos en una era marcada por un aumento del narcisismo, impulsado por prácticas culturales y parentales que enfatizan la idealización por encima del desarrollo de valores como la empatía, la solidaridad y el trabajo en equipo. Esto no solo afecta a las relaciones interpersonales, sino que tiene amplias repercusiones en otros ámbitos, como el académico, incluyendo un aumento en el comportamiento agresivo y una menor capacidad para enfrentar los fracasos, obstáculos y desafíos de la vida.

Cuando los padres responden a cada demanda de sus hijos con un “sí” incondicional, buscando evitar cualquier posible frustración, tal vez sin darse cuenta están privando a los niños de la oportunidad de aprender a manejar la decepción y el rechazo, habilidades cruciales para el desarrollo de una autoestima saludable y una personalidad equilibrada. Este enfoque puede llevar a los chicos a desarrollar una sensación de derecho y expectativas poco realistas sobre su lugar en el mundo, elementos centrales en el narcisismo.

Además, esta práctica de los padres puede dificultar el desarrollo de la empatía, porque los chicos pueden llegar a percibir que sus necesidades y deseos siempre deben tener prioridad sobre los de los demás. Esto, a largo plazo, puede afectar negativamente su capacidad para establecer relaciones significativas y para colaborar con otros, dos aspectos fundamentales en la vida adulta.

La distinción entre autoestima y narcisismo es crucial. Mientras que la autoestima se construye sobre la base de logros reales, el reconocimiento de las propias limitaciones y una sensación de valor intrínseco, el narcisismo se basa en una percepción inflada de uno mismo que, por lo general, es inmune a la crítica y a la realidad. Por tanto, fomentar una autoestima saludable implica enseñarles a los chicos a valorarse a sí mismos por sus esfuerzos y logros reales, y no por una imagen idealizada e inalcanzable.

Sumado a esto, la omnipresencia de las redes sociales en la vida cotidiana de muchos jóvenes, introduce una complejidad adicional en el desarrollo de la autoestima y el narcisismo. Estas plataformas, centradas en una imagen pública idealizada, fomentan la comparación constante y la búsqueda de validación externa a través de “likes” y comentarios. Este fenómeno puede acentuar la tendencia hacia el narcisismo, al valorar desproporcionadamente la aprobación social digital y promover una preocupación excesiva por la propia imagen. A su vez, puede debilitar una autoestima saludable, al hacer que los jóvenes dependan de la validación externa para sentirse valorados, en lugar de basar su autoestima en logros reales y un reconocimiento interno de sus propias capacidades y limitaciones.

Por lo tanto, es fundamental que los padres y educadores promuevan un uso consciente y crítico de las redes sociales, enfatizando la importancia de valores como la empatía y la solidaridad, y ayudando a los chicos a desarrollar una autoestima basada en el autoconocimiento y el reconocimiento de sus verdaderas fortalezas y debilidades.

Los padres juegan un papel crucial en el desarrollo de la autoestima y la prevención del narcisismo. Algunas estrategias que podemos implementar en casa:

  • Establecer límites claros y coherentes: Ayudemos a los chicos a desarrollar respeto por los demás y por sí mismos.
  • Fomentar la autonomía: Debemos permitir que los chicos tomen decisiones apropiadas para su edad y enfrenten las consecuencias naturales de sus acciones. Esto promueve la independencia y la responsabilidad.
  • Promover la empatía: Enseñarles a los chicos a considerar los sentimientos y perspectivas de los demás contribuye al desarrollo de relaciones interpersonales saludables.
  • Reconocer los logros y esfuerzos: Celebrar los éxitos y reconocer los esfuerzos fomenta una autoestima basada en logros reales, en lugar de una admiración incondicional que puede alimentar el narcisismo.

Todo padre, naturalmente, desea proteger y fomentar la confianza en sus hijos. Sin embargo, es fundamental equilibrar esta tendencia con la enseñanza de valores como la empatía, la perseverancia y la aceptación de la frustración. Solo así se podemos contribuir al desarrollo de chicos emocionalmente saludables, capaces de enfrentar los retos de la vida con resiliencia y empatía, alejados de las trampas del narcisismo.

Fuente: INFOBAE.COM PorLaura Lewin